¡¡¡Dios mío!!!
Envíanos unos cuantos locos,
de esos que se comprometen en serio
y a fondo con todo lo que merece la pena,
de esos que son capaces de olvidarse de sí mismos
cuando lo que importa es la vida de otro ser humano,
de esos que saben amar de verdad, con obras y hechos
y no con palabras que se las lleva el viento, de esos
que se entregan verdaderamente a la causa,
desde el principio hasta el final, sin dejar
al personal colgado a media
faena.
Nos hacen falta locos,
pero locos desafinados, locos
apasionados, personas capaces de dar
el salto al vacío inseguro, al que no tiene red,
al vacío desconocido y cada día más profundo
de la pobreza que va colonizando nuestro planeta;
personas que saben aceptar a la masa anónima, al margen
de diferencias de cualquier tipo, sin deseo de utilizarla
como escabel porque reconocen y aceptan que
forman parte de ella;personas que no
utilizan para su servicio al prójimo,
sino que utilizan al prójimo para
ponerse a su servicio...
Nos hacen falta
locos, ¡¡¡Dios mío!!!
Locos que sepan que se vive
en el presente, locos enamorados de
una forma de vida sencilla, locos que estén
empeñados en liberar a los pobres, locos que sean
fieles amantes de la paz, locos libres de compromisos
para dedicarse por entero a la causa, locos que den su palabra
sagrada de que nunca harán una traición, locos que lleguen
a despreciar su propia comodidad, o su vida, en pos
de los que están en peor situación que ellos, locos
plenamente decididos por la abnegación, locos
capaces de aceptar toda clase de tareas con
tal de hacer un mundo mejor, de partir
de dondequiera que sea por disciplina,
y que, al mismo tiempo, sean libres
y obedientes, espontáneos y tenaces,
alegres, vitales, dulces
y fuertes.
SE NECESITAN LOCOS,
Y YO DIGO...
¡¡¡YO TAN BIEN LO NECESITO!!!
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