Goibnyu: el herrero, equivalente al Vulcano roma¬no. Es parte de la trilogía masculina formada además por Luchtayne, el joyero, y Credne, el calderero. Eran los encargados de construir armas mágicas: lanzas que no podían fallar, espadas que atravesaban el metal, es¬cudos impenetrables. En cada herrería se mantenía un fuego permanentemente encendido en su honor. Su sím¬bolo es el yunque y se lo invoca para estimular la acti¬vidad en las artesanías y perfeccionar la creación de ar¬tículos mágicos.
Lugh, Brazo Largo: nieto de Balor. Tenía muchas habilidades (carpintero, guerrero, hechicero, poeta...), por eso fue aceptado entre los Tuatha. Recordemos que le atravesó la cabeza a Balor y le sacó el ojo por la nuca.
Luchtayne: integra el mencionado tríptico de dioses artesanos. Se lo invoca para solicitar creatividad en la confección de las herramientas mágicas. Su símbolo es el tridente.
Morrigan: diosa guerrera. Forma la trilogía de la guerra junto con Nemand y Macha. Es la más impor¬tante de las tres. Son la forma tripartita de Badb. Nemand confunde a los ejércitos del enemigo, haciendo que guerreen por error entre sí; Macha goza con la ma¬tanza indiscriminada y Morrigan es la que infunde fuerzas y valor sobrenaturales a los héroes.
Nuada: su epíteto característico es Brazo de Plata (recordemos: el que le hizo Airmid). Primer rey de los Tuatha de Danann y dios guerrero. Poseía la Espada In¬falible.
Ogma: dios de la literatura y de la fuerza. Uno de los hijos de Dagda, a quien éste dio uno de sus Montículos.
Éstos son los principales dioses irlandeses. Vemos que no eran ajenos a la envidia, la cólera, la venganza, ni inmunes a los engaños. Todo este mundo resulta, en primera instancia, impenetrable. Pero luego nos atrapa su extraña belleza. Lo extraño deriva de haber sido pro¬ducto de un pueblo de fiera belicosidad, pero que confi¬rió a sus deidades un sugestivo halo mágico. Esto se ve¬rifica también en sus leyendas
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